Los políticos machistas y corruptos no son unos hijos de puta, son hijos del patriarcado, ese sistema social y cultural que establece que puta es el peor calificativo que existe para referirse a una mujer y que, por ende, ser un hijo de puta es el peor insulto que puede recibir un hombre.
Ser una trabajadora sexual o una mujer que ejerce libremente su sexualidad no es lo peor que existe en el mundo, lo peor son los políticos machistas y corruptos que pasan por encima de los derechos de las mujeres.